Caín, de José Saramago

Publicado en 2009, Caín retoma una historia bíblica diecisiete años después de la famosa publicación «El Evangelio Según Jesucristo», trayendo en sus páginas los aspectos ya conocidos del lenguaje del escritor español. Saramago, que dispensa el uso de guiones, exclamaciones e interrogantes, juega con la puntuación sin hacer la lectura menos comprensiva, y hace de Caín uno de los libros más atractivos, divertidos e interesantes que he tenido oportunidad de leer.

En la novela, Saramago retoma un tema bíblico de forma divertida, trayendo a la luz un increíble enfrentamiento ético-moral entre Dios y el asesino de Abel.

Polémica, la obra cuenta la historia del evangelio de una forma innovadora, permitiendo al lector una reflexión sobre temas actuales. Abiertamente ateo, Saramago utiliza a Caín para confrontar fragmentos de historias bíblicas de forma crítica e inteligente, demostrando que una misma historia puede ser contada de diferentes puntos de vista, cuando cambiamos la perspectiva de la lectura. En los dos primeros capítulos, Saramago narra la creación del mundo y de los primeros habitantes de la Tierra, Eva y Adán. Desde el principio ya nos encontramos con más de una característica del escritor, quien escribe los nombres en letra minúscula de manera intencionada.

Como en los relatos bíblicos, el primer matrimonio de habitantes del mundo es expulsado del paraíso y toma conocimiento de que hay otras personas en la Tierra. En el tercer capítulo nos presenta a Caín, hijo de Adán y Eva que mata a su hermano por envidia e inicia su batalla moral con Dios, al asignar al creador una parte de la culpa por la muerte de Abel, hecho que desencadenará una serie de cuestionamientos a lo largo de toda la trama.

Sobre Caín recae una condena divina, determinando que el fraticida siga su camino como un «errante». Sin embargo, vale destacar que el viaje de Caín por el tiempo no sigue un orden cronológico, haciendo que vaya al pasado o al futuro, en cualquier momento.

También es interesante su compromiso con Lilith, con la que Caín vive un tórrido romance narrado por Saramago con mucha sensualidad. Lilith, (personaje que no se encuentra en el evangelio) tiene varios amantes, bajo la mirada pasiva de su marido Noah. Cuando Lilith conoce Caín se deleita porque se convierte en su único y fiel amante. Lo interesante es que en ningún momento Lilith omite sus actos, o huye de su naturaleza, haciendo que un comportamiento «moralmente cuestionable» sea percibido con naturalidad por el lector, ya que es sincera hasta el punto de afirmar que Noah que no la respeta y no oculta su pasión por Caín, provocando la ira de Noah. De esta forma, Lilith se convierte en uno de los diversos paradojas morales abordados por Saramago.

A través de sus enfrentamientos ideológicos con el creador nos damos cuenta de que el mismo Caín, que fue capaz de matar a su hermano por envidia, nos trae importantes reflexiones, ya sea a salvar a Isaac o cuestionar la muerte de niños inocentes durante la destrucción de Sodoma. Esta «contradicción» en el comportamiento del asesino condenado por Dios refuerza la idea de que guardaba en sí la dicotomía del bien contra el mal inherente a todo ser humano.

Así, el uso de todos estos, entre otros tantos recursos; ya sea de lenguaje o de la misma narración, nos muestra la creatividad y genialidad de Saramago, haciendo de Caín una de sus obras más complejas.

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